Hace unos días leí este artículo llamado “La Dictadura del Rock” donde mal se deja a quienes, por nostalgia o lo que sea, se apegaron a una época y estilo musical, resultando ser un estereotipo, pero que en la actualidad ya están prácticamente en extinción. Se habla de poleras negras, de estar pegados en los 15 años, del encasillamiento, de pisotear todo lo nuevo, pero la verdad es que el rockero actual está lejos de caer en esa descripción.
Pero como premisa hay que decir, ¿qué tiene de malo encasillarse? ¿Qué pasa si encontraste todo lo que durante mucho tiempo buscaste, te llenó y logró que te apasionaras por algo? Uno es libre de hacer lo que quiera y de defender a morir una postura, entonces está en el que te discute la responsabilidad en saber rebatir argumentos lejos de las descalificaciones y estereotipos en que muchas veces se cae.
En tiempos en que el acceso a la música, legal o ilegal, es mucho más fácil que en años anteriores, para muchos, la época en que el cassette y el mano a mano dominaban el acto de compartir música, marcó definitivamente sus vidas. Pero de todas maneras pregunto ¿cómo no se van a quedar pegados algunos si los medios tradicionales repiten y repiten material que a veces deja mucho que desear? ¿De qué dictadura del rock hablamos si esos medios ya se han olvidado en su mayoría de ese estilo?
A modo de ejemplo, vimos la ceremonia de cierre de los juegos olímpicos y bandas como Iron Maiden, totalmente representativas de Inglaterra no fueron parte de la presentación o siquiera del soundtrack de la jornada. ¿No genera eso un sesgo frente a quienes siguen ese estilo musical?
Así como se habla de dictadura del rock, existe también una dictadura del pop que, aunque con mérito a veces, pasa por encima de un número importante de auditores que requieren de sonidos más pesados. Podría extenderse la discusión hacia que es más fácil de hacer, música para muchos o música para unos pocos, pero no es el momento.
Si bien hay muchos pegados en un estilo, hay que entender también que mucho tiempo vivieron, y siguen soportando opiniones del tipo “¡escuchas puros tarros!”, “¡apaga esa música!” o, más hiriente, “eso no es música”, cuando ellos tan sólo siguen a sus gustos. Entonces ¿cómo no sentirse fuera de “la normalidad”, siendo que se siente impuesta? ¿Cómo no abrazar a aquellos que si están en sintonía contigo?
No son justificaciones, pero si razones para entender que ese mal llamado dictador tiene cierto respaldo en su postura y ha vivido mucho tiempo fuera de los parámetros aceptados por la mayoría: incluso en la actualidad muchos llegan a pensar sus eventos serán problemáticos, sin considerar que, la mayor parte de las veces, en un ambiente solo de poleras negras, el respeto es mayor incluso que en un concierto de algún estilo musical más masivo.
El artículo que “inspiró” esta columna se refiere claramente a seguidores del metal, del Grunge y a aquellos que usan ropa oscura y, aunque no se refiera directamente a todos los rockeros, pasa a llevar a muchos quienes algo de esa actitud tienen, personajes que aun valorando aquella llamada época gloriosa del rock, están pendientes de todos los discos nuevos que sus bandas sacan cada año y de aquellas sorpresas que puedan aparecer, que difícilmente sonarán en la radio local.
El rockero actual reconoce cuando una banda se estanca, la critica, por lo cual siempre espera que algún proyecto nuevo aparezca y renueve la escena. Incluso muchas veces argumenta que es necesario que una banda se tome un tiempo, para que vuelvan después de una pausa con una propuesta innovadora y apasionante.
Los gustos del rockero actual son variados y, aunque existe el estereotipo del dictador, el seguidor de este apasionante estilo difiere bastante de esa caricaturesca imagen, por lo que discrepar con esa idea es más fácil de lo que parece, obviamente se vuelve comida para trolls, y es predecible la reacción de quienes allá comentan, ¿o esperaban respuestas suaves y calmadas? Está claro que ese era el fin.
Lo que muchos piensan y, al mismo tiempo muchos no entienden, es que quienes disfrutan el rock más duro disfrutan su esencia, una base que se mantiene, y que tiene ese ADN que hace que las variadas ramas de este estilo se entiendan entre sí.
Por eso mismo, hay que decir que estos rockeros están en todo su derecho de que no les guste, e incluso odiar a una banda que claramente ha sido puesta en escena porque “algunos”, a puertas cerradas, tuvieron la magnífica idea de empezar a recomendarla.
En ese contexto, pareciera que muchos especialistas están alineados recomendando música, lo que hace aparecer preguntas del tipo “¿y por qué esta banda X no la conoce nadie, siendo que su sonido es tan bueno como esa, o incluso mejor?”. Claro, es completamente subjetivo y mirado desde fuera, da para pensar, pero ¿para que hablar de eso?, si al parecer es más fácil criticar a aquellos que están altamente apegados a sus gustos.
Inquietante es que no escucho en los medios comentarios sobre bandas como Mastodon, Devin Townsend, Dredg (aunque todavía no les perdono el último disco), la reciente Soen, Textures, incluso el mismo Steven Wilson, y un millón de otros artistas que sin duda pueden volarte la cabeza con la creatividad y calidad que ponen en juego actualmente y que están lejos de entregar el mismo producto musical durante su, desconocida para muchos, trayectoria.
¿No podemos acaso reclamar contra el mundo de la radio en que se encargan de mostrarnos una y otra vez las mismas canciones y que pocas veces llenan nuestras expectativas? ¿No son los mismos medios los culpables de generar a estos “pegados” al dejar estilos como el metal fuera de sus programaciones habituales? ¿Tiene este estilo la misma vitrina que otros?
Incluso existen muchas bandas que no despegaron hasta iniciada la década anterior, ya que no pudieron hacer presencia frente a lo que fuera el monstruo del Grunge en los 90, pero el descubrir sus trabajos a destiempo, de igual manera puede ser tomado como algo nuevo que permita ampliar el horizonte. Pero tampoco los estamos escuchando abiertamente ahora.
Y si se habla de pisotear lo nuevo, así como se habla de dictadores del rock, existe un tipo de persona cuyo fin es recomendar grupos supuestamente innovadores y que casualmente explotan en un momento, del mismo modo como desaparecen. Entonces ¿cómo muchos no van a ser apasionados por un estilo que usualmente veces es dejado de lado solo porque no son vendibles rápidamente?
El rockero más duro sigue a su bandas religiosamente, habla de su nuevo disco, compra con sus discos anteriores, critica aquello que no le gusta y se sorprenden con nuevos talentos, aunque no lo digieran a la primera, pero es muy probable que ningún sello o especialista le ha impuesto ese gusto. Claro no faltará quien, al escuchar a su desconocido grupo en los medios explote de ira, pero ahí llegamos a un punto bastante muerto.
Estamos en un plano subjetivo y pienso que cada uno puede escuchar lo que quiera y donde quiera. Pero es entendible el sentir de ese “dictador” cuando las recomendaciones de muchos expertos, así como la programación en la radio, no dan cabida a aquellas bandas que ellos si conocen, nuevas y otras no tanto, que sin duda están renovando el panorama musical y abriendo de a poco la mente de ese cerrado rockero, pero de igual manera aumentando esa brecha entre lo que ellos escuchan y lo que todos conocen. Y por lo mismo molesta esa actitud de muchos que postulan que “lo nuevo es lo único válido”. No señores, la cosa debe ser equilibrada. Por algo nadie quiere a los hipsters.
Está claro que un rockero actual escucha más estilos de música que aquel que se deja llevar por esa música del momento, y es más, la descubre socialmente, por medio de sus amigos, en foros, en tocatas, y no mediante una radio donde te inyectan canciones a la fuerza en vez de descubrirlas y realmente valorarlas.
Estereotipar a los rockeros si que es una dictadura de la cual difícilmente nosotros podemos librarnos, pero bueno sería que ante esas situaciones se conversara en vez de hacer estallar en rabia a quienes se sientan algo identificados.
Al final todo se reduce a respeto.
Saludos.
Monus
20/08/2012 at 21:42
Escucho rock, soy gay, y lo que diga el que este al lado me importa un carajo.
nachomagallanico
25/08/2012 at 14:22
Estoy bastante en desacuerdo en algunos puntos, por ejemplo a mi no me importa que no haya habido Iron Maiden si el que cerro la ceremonia fue Fucking king Paul Mccartney, un Beatle en carne y hueso. Soy Rockero y orgulloso de serlo, y dentro de todo el rock que me apasiona el metal es una parte importante, pero nunca he entendido ese resentimiento social del metalero en general. A mi cuando me decian a los 15 que escuchaba puros tarros me valia mierda…y mas bien me gustaba que me criticaran, eso me daba mas conviccion en lo que me gustaba, y pa ser sincero inconcientemente uno no quiere ser el woen taquilleor que su banda sonaba en la tele o la radio….por eso todo el mundo odio Metallica en los noventa, pasaron de ser tu grupo exclusivo a una wea de todo el mundo. Estimo un poco hypocrita reclamarle a la radio o los medios por la no difusion cuando a lo que hemos aspirado como cultura metalera es de sobrevivir eternamente por mas de 30 anos sin tener que rendirle tributo a ninguna moda. Y el estereotipo del Rockero o metalero como outsider creo que no va mas, cuando sabes que los disco mas vendidos de la historia después de Thriller son Back in Black, The Dark Side of The Moon, Appetite for destruction y el BLack album, que los grupos que mas llenan estadion y grandes salas con Iron Maiden, Radiohead, Metallica, Muse, FooFighters por nombrar algunos te dices hummmm.
A lo que voy en general es que si algo ha definido y nutrido la tradicion Rock desde sus inicios es ese decalaje con lo establecido. El primer gran Rocker era un negro del sur de estados inidos donde ser negro era ser nada, mas encima era Gay en una tierra y una época donde eso era ser un depravado, y pa terminarla…era Cristiano….mas contradictorio imposible mas decalado de la sociedad de su tiempo imposoble….y si a Little Richard le valimierda que le diran frak…ami igual me vale mierda!
Saludos!
gonzalo
15/04/2013 at 09:44
Los roqueros actualmente son la gente más ridícula que hay. Todos bobitos adictos a la internet intentando verse rebeldes… Maduren, vírgenes.