Nadie puede discutir que estamos en un país de festivales, el éxito de estos lo comprueba y es esa la razón que los sostendrá en el tiempo, al igual que la discusión que se dio inicio en nuestro país sobre que es mejor: un show en solitario de una banda o un festival junto a muchos otros artistas.
Festivales si o festivales no, es una pelea que tiene tantos adherentes como detractores, porque cada beneficio es a la vez un punto en contra, dependiendo del punto de vista, por lo cual nunca habrá un punto de consenso.
Teniendo eso en consideración nadie puede negar que el concepto de “muchos artistas, por un precio inferior” es algo completamente valorable en estos tiempos: estamos en una temporada donde el acceso a conciertos es complicado debido al alto precio de las entradas y una amplia oferta. Encontrarse con un valor de $20.000 para el ticket más económico ya es difícil y el público sigue pagando (algo que hemos hablado muchas veces). De todas maneras, se ha visto un cambio en la actitud, lo que se ha traducido en la aparición de descuentos a último minuto. Sin embargo, pagar un precio fijo para ver a un buen número de artistas, siempre será un punto a favor.
Por otro lado, si te gusta mucho la música, tener acceso a bandas que no conoces se vuelve impagable. Normalmente pagas solo por grupos que quieres ver y ansias disfrutar en vivo, entonces si quieres acceder a más música, la gracia del festival radica en que además de apreciar en directo a aquella que te gusta, puedes “ganar” la posibilidad de conocer a otra que ni siquiera te suena. Muchas veces la sorpresa es positiva, en otras, te da argumentos para decir “los vi en vivo, apestan”. En ese contexto, hay algo de lo que estoy convencido, y es que las bandas se conocen en vivo, y tener la oportunidad de disfrutar un show de un grupo que no dominas siempre será un beneficio para ti, ya que te pondrá en frente a la calidad efectiva e indiscutible de cada artista. Incluso puedes volverte rápidamente fan de la banda.
Eso nos lleva al otro lado de la moneda, también para gente que escucha de todo un poco: si un Line-Up solo hay UNA banda que te interesa realmente, el resto las ubicas y no te gustan, todo lo argumentado anteriormente, no tiene ningún peso y claro, tu sales perdiendo, porque deberás lidiar con mucha gente, posiblemente quedarás mal ubicado, escucharás mal y habrás pagado bastante por un solo show.
Por otra parte, hay otro tipo de personas que van a conciertos, pero es un público que no funciona mezclado: la familia metalera es fiel a su estilo, y funciona con los de su misma especie. Algunos pueden estar o no de acuerdo con esto, pero el show aparte de Slayer + Mastodon, y en parte el de Stone Sour y Deftones, comprueban que su presencia en Maquinaria Festival 2012, no fue suficiente para mover a esa masa, lo que pone en el tapete que “si quieres convocar a público de un sonido más pesado, debes darle más de dos excelentes bandas”. Así son las cosas solamente, por lo mismo existe la respuesta llamada The Metal Fest, que con una propuesta mucho más extrema, convoca a los metaleros en un espacio preparado solo para ellos, es un éxito y llegó para quedarse año a año.
Pero bueno, supongamos que la verdadera esencia del festival está en la mezcla, no obstante esa mixtura muchas veces se reduce a convocar bandas de corte “alternativo”, dejando afuera los sonidos más pesados. En ese sentido Maquinaria lo hace bien al ser (o por lo menos verse) más equilibrado que Lollapalooza. Es ese argumento el que valida completamente la propuesta de The Metal Fest, que considera a los “olvidados” y satisface las necesidades de aquellos más tozudos (sin desmerecer) que no se mezclan con otros. Un nicho que por fin alguien se atrevió a cubrir.
Con todo lo anterior, si hablamos de shows independientes, nadie puede cuestionar a esos eventos la inmejorable posibilidad, o la ilusión en algunos casos, de romper ese estricto programa que en los festivales debe cumplirse para no retrasar la aparición de otros artistas. La efervescencia de un público sintonizado, el panorama de una multitud que SOLO fue a ver ese show, puede generar un sentimiento especial en el artista y por lo mismo aumenta la posibilidad de que éste de la sorpresa de regalar una o dos canciones que no estaban originalmente contempladas.
De todas maneras, hay que tener presente que en los mayores casos esta es, como ya dije, una ilusión, puesto que la mayoría de los artistas tocan 90 minutos y se retiran, ya sea en un show en solitario o en un festival. Es por eso que molesta que, tal como pasó el año pasado en Maquinaria Festival 2011, cuando se prometió una hora treinta por artista, Stone Temple Pilots y Megadeth tocaron con suerte 60 minutos, teniendo repertorio de sobra y sabiendo que en shows en solitario ha sobrepasado incluso el tiempo usual.
Y para terminar, hay que reconocer que en los festivales, especialmente en el caso de aquel en que se llena de chillones y coloridos lentes tipo Ray Ban, mucha de la concurrencia va de “turista”, gente que derechamente ocupa espacio y solo va al evento por la razón por “estar ahí” y no por la música, o por lo menos no es su principal motivación. Claro, es un evento público, cualquiera puede ir, nadie tiene el derecho por sobre otro, pero son muchos los comentarios sobre que durante las presentaciones se escuchan conversaciones y gritos aleatorios que no tienen que ver con lo que ocurre en el escenario, impidiendo que quienes están realmente interesados en disfrutar la música y a ese artista en particular, puedan hacerlo a un 100%. Por eso hay muchos que prefieren evitar esa situación esperando ese show en solitario, donde compartirás con gente que efectivamente quiere ver a ese grupo.
La discusión da para largo, y es prácticamente imposible decidir por una, puesto ambas alternativas son experiencias completamente distintas e igualmente satisfactorias, dependiendo de las necesidades de cada persona y la forma en que cada uno vive y aprecia la música. Sea cual sea tu postura, lo importante es que Chile se ha convertido en una plaza segura para muchos conciertos y eso nadie lo puede menospreciar.
¿Y tú? ¿De qué lado estás?
caro lina
30/10/2012 at 11:33
Creo que depende de tantas cosas poder decir cuál es mejor… pero siento un amor profundo por los conciertos que son puntualmente de un artista porque lo puedes disfrutar al 100%, pueden tocar hasta más de 3 horas, no hay gente challa, no hay que estar tomando decisiones de a cuál escenario me voy,, dedicas toda tu atención al show, sabes que el artista está confirmado y que no te lo cambiarán por otro,… y para gente paja, hay que reconocer que la música en vivo cansa (estár de pie, con sed (depende), saltando, gritando, blabla). De los festivales me gusta la relación precio – cantidad,… en un festival pagas como luca por canción si ya te gustan dos bandas… la paja es que para eso debes mamarte cosas como snoop dog.
me quedo con los conciertos en solitario.
Salinas m/
30/10/2012 at 12:36
lo que la usuaria de arriba dice, refleja en 100% mi sentir respecto a los doseventos 😀
HALLOWEED
31/10/2012 at 18:25
Bueno, a mí me gusta ir a conciertos no más. Si eres fan de Slayer, porque mamarte a KISS por ejemplo. Vetustos a más no poder, y con caritas pintadas los maracos.